1. unirnos con Cristo
Nuestra vida debe estar ordenada a Nuestro último fin, y no podemos ir al Padre sino por Jesucristo, al que debemos recurrir en cada instante. Todas nuestras devociones deben orientarse a unirnos con Cristo y a transformarnos en Él.
2. darse todo entero a Jesús
Las personas que de veras desean esta unión con Jesucristo han de saber que el Espíritu Santo inspiró a San Luis María Grignion de Montfort (s. XVIII) un secreto de gran perfección, que consiste en darse todo entero a Jesús por su Santísima Madre, María Inmaculada, también nuestra Madre. Todos los Papas se han hecho eco vivo de esta doctrina, en especial Juan Pablo II en muchas ocasiones, y en la encíclica “Redemptoris Mater” núm. 48, como una recomendación muy singular y universal.
3. La devoción perfecta a María es indispensable
Es una doctrina fundada en la Sagrada Escritura, en la más sólida teología y reflejada en la tradición. Unas palabras del mismo Juan Pablo II nos invitarán a conocer mejor y abrazar esta doctrina, no sólo compatible con todas las espiritualidades de la Iglesia, sino también necesaria hoy a todos: “La devoción perfecta a María resulta indispensable, dice el Papa, para entregarse sin reservas a Cristo. Cuanto más se ha centrado en la realidad de la Redención mi vida interior, más claro he visto que la entrega a María, tal como la presenta Montfort, es el mejor medio de participar con provecho y eficacia de esta realidad, para extraer de ella y compartir con los demás riquezas inefables” (A. Frossard dialoga con Juan Pablo II, p. 130-132, plaza )
San Juan Pablo II:
“La devoción perfecta a María resulta indispensable para entregarse sin reservas a Cristo […] la entrega a María, tal como la presenta Montfort, es el mejor medio…
4. esclavitud de amor
San Luis María de Montfort presenta esta devoción como una “esclavitud” de amor, palabra que puede chocar a nuestros contemporáneos. “Para mí, dice el Papa, no supone dificultad alguna. Veo en ello una especie de paradoja de las que tanto abundan en los evangelios. Puede significar que nosotros no sabríamos explotar más a fondo nuestra libertad, el más grande de los dones que Dios nos ha dado”
5. revestidos de cristo
Detengámonos un poco en este punto. Para hacerse Hijo del hombre, el Verbo de Dios quiso hacerse esclavo de María en su propio seno, hasta el anonadamiento. Para hacernos Hijos de Dios, San Luis María nos enseña a hacer lo mismo. En María, por obra del Espíritu Santo, se reviste el Verbo de Dios de nuestra humanidad y nosotros de su Divinidad. El concepto de filiación nunca se verifica tan perfectamente como durante la gestación. El concepto de esclavitud, en ninguna situación vital se hace tan estrecho como cuando el niño está encerrado en el seno de su madre. Nadie es a la vez más hijo (más necesitado) y más esclavo (más dependiente) que el niño en gestación. Esta es la situación de Cristo en el seno carnal de María. Esta es la situación del cristiano en el seno espiritual de María
6. Ella nos enseña a amarle
La consagración a Jesucristo, Sabiduría encarnada, por las manos de María, “es, en palabras del Santo de Montfort, una perfecta renovación de los votos y promesas del santo bautismo” (VD 120), el mayor y más indispensable de los votos. “Para hacer esta renovación recurre el santo a María por nuestra indignidad de pecadores, para no presentarnos solos ante Jesucristo; y para que Ella nos enseñe a amarle y le ame por nosotros, y para que nos guíe, alimente y proteja como hijos esclavos de amor”.
7. vivir por maria
Por esta doctrina nos esforzamos en vivir “por María”, lo que quiere decir que, en nuestra vida nos apoyaremos en todo momento en la Virgen Santísima, en sus virtudes, en sus méritos y en su intercesión para ir a Jesús, a Dios. A esto hemos de añadir una vida de abandono y confianza. Trataremos, asimismo, de vivir “con María”, lo que significa obrar en su compañía, preguntándonos, si fuera posible en todas nuestras acciones, cómo se comportaría Ella en nuestro lugar para aplicárnoslo. Hemos de vivir fuertemente decididos a la renuncia propia y a todo lo que no es de Dios. Por esta consagración debemos permanecer unidos a nuestra Santísima Madre viviendo “en Ella”, unidos a Ella con nuestra mente, corazón y voluntad, con tendencia a permanecer en este estado de unión, sirviéndonos para ello de diversas prácticas y medios. Procuraremos vivir en su irradiación hasta que nos admita en su Corazón Inmaculado. Viviremos también “para María”, para Ella como fin universal subordinado, es decir, para Jesús, para Dios, como supremo y último fin de toda nuestra vida (VD 257-265; SM 44-48).
San luis maria:
“Cuanto más halla el Espíritu Santo a María en un alma, es tanto más activo y poderoso para producir a Jesucristo en esta alma […]
“[La esclavitud] Es el camino más fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Jesucristo”
8. continuo mirar y contemplación del alma
No quedaría esta doctrina expresada en su profundidad, si omitiéramos un aspecto característico del Santo de Montfort, al mismo tiempo valioso desde un punto de vista teológico: “Cuanto más halla el Espíritu Santo a María en un alma, es tanto más activo y poderoso para producir a Jesucristo en esta alma, (VD 20, 36, 120, 165, 214, 273; SM 20). Por el valor que le da el Santo a este aspecto del “tanto cuanto”, no es de extrañar que en su libro “el Secreto de María”, en su código práctico “Manera de hacer que María viva y reine en nuestras almas”, se muestre así inspirado: “El alma donde este árbol (de la verdadera Devoción) se ha plantado, ha de estar como buen jardinero, sin cesar ocupada en guardarle y mirarle. Porque este árbol que es vivo y debe producir frutos de vida, quiere que se le cultive y haga crecer con el continuo mirar o contemplación del alma. Y este es el negocio del alma que quiere llegar a ser perfecta, pensar en esto continuamente, aun de modo que sea ésta su principal ocupación (SM, 71). Nótese la insistencia del Santo en este “continuo mirar y contemplación del alma”, y la relación que tiene con el aspecto indicado del “tanto cuanto” y hasta con la misma fórmula monfortiana “por, con, en y para María” (n. 7), todo ello caracterizado igualmente por una gran vida interior.
9. alma llena de júbilo
Todo esto nos conduce a tener muy presente los tres puntos principales de la enseñanza de Montfort: renuncia de sí mismo, consagración total y unión amorosa, aspectos que comprenden todo lo que se ha dicho hasta aquí. Para animarnos a la práctica y por la experiencia de muchas almas, oigamos a San Luis María de Montfort: “Infinitamente más de lo que aquí te digo te enseñará la experiencia; y tantas riquezas y gracias hallarás en la práctica, si eres fiel en lo poco que aquí te enseño, que te quedarás sorprendida y con el alma llena de júbilo” (SM 52)
10. Verdadera Devoción a la Santísima Virgen
– Aquí tienes un resumen de la “Verdadera Devoción a la Santísima Virgen” según San Luis María Grignion de Montfort. “Es el camino más fácil, corto, perfecto y seguro” (VD 64, 75, 152- 168, 245) para llegar a la unión con Jesucristo. ¡Sigámoslo! Mucho nos va en ello.
11. grupos esclavitud mariana
Los Grupos de Esclavitud Mariana de amor (GEM), de oración y estudio son, sin duda, precursores del Reino de Cristo por María tan hermosamente preconizado y profetizado por Montfort